viernes, 20 de diciembre de 2013

El Día que apagaron la Luz

¿Nos hemos dado cuenta la dependencia que tenemos con la luz? Tal vez este sea un post muy porteño por el momento, pero cierto es que se puede proyectar a otros lugares del país y del mundo.
Volviendo al punto, estos días donde ha escaseado la luz en más de un barrio de Capital Federal todos tuvimos la posibilidad de ver lo atados al suministro de energía eléctrica que estamos. La heladera, la tele, el teléfono, la computadora, el ventilador, el aire acondicionado, el microondas, la tostadora, las lámparas; son todas cosas que usamos asiduamente y estos días se nos han visto negadas. Cuestión por la que más de uno sufrió. Ahora, lo increíble es ver cómo no se han buscado alternativas serias ante esta potencial eventualidad.
Bah, buscar se ha buscado, sólo que no han habido políticas al respecto: los tragaluces, la "lamparita para pobres" inventada en Brasil, los paneles solares, el regulador de agua creado en España, son todos hijos de la necesidad -necesidad de gente de escasos recursos, que los gobiernos se han negado a aplicar.
Más allá de preguntarme cómo es posible que escasee una fuente de recursos renovables, las inquietudes que tengo son 2: por un lado, qué negocio habrá para que no se apliquen medidas de distribución y ahorro -y no la ridiculez de pedir grupos electrógenos en todos los edificios-; o bien se los suprima ante la acción popular (como sucedió en España con la "privatización del sol"). Y la segunda es, como dice un maravilloso libro que estoy leyendo, Dios y el Estado, de Mijail Bakunin, tratar de no hacer de nada nuestro "dios", por natural imperfección y falencia del mismo, y por eventual fallo que puede tener este o nos veremos condenados a su conducta, dejando a su libre merced nuestra libertad. Y ojo con subestimarlo, nunca se puede saber hasta dónde pueden llegar las consecuencias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Expresate como quieras, aca cualquier opinion es bienvenida