sábado, 26 de octubre de 2019

Say No More V/ Ten Years Gone II

[Esta es una crónica por los 10 años del Concierto Subacuático. La original, más puber y niñata, también publicada en este blog en su momento, puede verse aquí]

Esto fue más o menos así: lo que primero costó conseguir fueron las entradas. Como no sabía comprarlas, porque nunca lo había hecho (no sabía si era presencial, con tarjeta, dónde o cuándo hacerlo), le pregunté a Ale Henestroza si podía hacerlo por mí -ya que toda su familia iba a ir- para luego pagársela. Aceptó y, faltando una semana, las entradas ya estaban en su poder.

En el medio caían notas desde el exterior donde se daban detalles de gira regreso con pasos previos por Perú y Chile para desembarcar finalmente en Vélez Sársfield para 58° cumpleaños el 23 de Octubre. Las críticas eran buenas o querían ser buenas -lo único que se anhelaba al fin y al cabo era verlo bien y de vuelta de ese infierno de 2007. Un amague se produjo en Luján unas semanas antes, enfrente de la Basílica, con un showcito improvisado de un momento para el otro. No alcanzaba. Hacía unas semanas también había empezado a rotar "Deberías Saber Por qué" en las radios y en la tele, un tema que no pegó pero cuyo video dejaba ver que estaba presente. Gordo e inflado pero VIVO (algunxs bobxs todavía preferían a ese flacucho que se suicidaba en directo). No alcanzaba.


Pero, a falta de un día, el compañero me comunica que no va a poder darme la entrada. Resultaban dos cosas: la primera, él era del turno mañana y yo de la tarde, o sea que entre horario de entrada y salida de cada uno -y nosécuántos pibxs más- era difícil coordinar. Eran épocas de Messenger y mensajes de texto. Si bien era fácil comunicarse, no era tan fácil como ahora. Los mensajes de Windows Live también podía pasarse por alto (WhatsApp no inventó nada). Lo segundo fue que, como al compañero no le iba bien en la cursada, su madre había decidido revender todas las entradas como castigo, incluida la mía. Sí, increíble.


Creo que me enteré de esto por chat, a la noche, y tendría la cara muy desinflada porque en la cena inmediata mi vieja me preguntó qué me pasaba y yo lo conté como al pasar, esperando nada, porque nada se me ocurría esperar (casi no la cuento -ja-, casi digo "no pasa nada" porque en mi cabeza las entradas ya habían volado a la mierda). Yo esperaba una respuesta del estilo "uy, qué paja. Bueno..., ya fue" de su momento. ¡Pero no! En un inesperado giro de los acontecimientos, en uno de los mejores plot twist de mi vida, mi vieja INDIGNADA -porque esa es la palabra- me dice: "No, no, vos vas a conseguir esas entradas". Yo me quedo como "Bueno, está bien... (?)" mirando para todos lados con los ojos abiertos sin saber muy bien qué hacer. Y con toda la seriedad de un adulto, con toda la vehemencia de mami, la señora movió hilos y mi viejo fue al otro día a buscarme la entrada. En ese momento, papá laburaba a 3 cuadras de mi escuela, así que a la mañana pasó a comprarlo y a las 6 de la tarde de ese mismo Viernes me entregó el bendito ticket.


Pero quedaba una aventura más: la del acompañante. Saber con quién iba a ir también es algo que me había encargado de resolver con antelación. También por sugerencia de Madre, había mensajeado a Fla Fiorio, que sabía que iba a ir Seba El Base Pasarín. Hoy con la compañera me une un oficio y con el compañero la militancia en una organización política, pero en ese momento nuestros planetas orbitaban distantes en el Sistema Solar de la Sexta. Winners y Losers nacemos de lados diferentes de la vida y los mismos tratos tenemos, y yo no estuve, no estoy, ni estaré de lado de los primeros. Entonces ya comulgar desde el escalafón social era algo que me daba bastante vergüenza, sentía que iba a incomodar en el ambiente, como cortando la fiesta. El que tiene que estar porque bueno, no queda otra vs. los que siempre sabemos que van a estar y queremos que estén. Pero por supuesto, cortando a todos los fantasmas de mi cabeza, fui bienvenido a acompañar (más tarde nos enteramos que Lau Fiasche también estuvo, gracias al Google-group de la división. Hoy lxs tres forman un estrecho círculo amistoso) 


Hubo sí un problema que me veía venir y quise evitar a toda costa: el cuándo estar dónde. El plan inicial era ir del colegio directo todxs a casa de Fla. Pero las cosas iban a variar, por supuesto: el Base pasaría primero por su choza a pegarse un duchazo y Flavia ya se había marchado a su rancho antes de decirme cómo llegar (yo tampoco le iba a estar atrás). El Base pegó entonces un telefonazo, me anotó la dirección en un papel y le avisó que yo ya estaba yendo para allá. Serían las 6 y media y el recital arrancaba como a las 9, pero porlas... Me fui en el subte con él, Dani y el Gordo, que me dieron indicaciones precisas para llegar más rápido. El metro fue y vino veloz, en la esquina donde me bajé cayó el bondi, cuya parada me dejaba a una cuadra del destino final, donde correctamente descendí. Hasta ahí, 10 puntos.


Y acá..., bueno, calculo que las cosas dan más bronca cuanto mejor pretenden hacerse. Porque cuando llego, en la dirección indicada hay... un garage. Ok, no era por ser prejuicioso, pero jamás había escuchado que Flavia viviese arriba de un estacionamiento. Para colmo, había tres timbres. Toco el primero: nada. El segundo, nada. El tercero, lo mismo. Vuelvo a tocar el primero. Nadie contestaba. Se había hecho de noche y yo no había sabido llegar a donde me habían indicado. Ellas no iban a salir hasta que yo llegara. O sí, en una de esas decían "ya fue, el recital arranca" y se iban a la mierda. Total, la responsabilidad de llegar era la mía, no suya. Y por ahí no se acuerdan, pero así como hoy se acaban los datos, antes se acababa el crédito y NO HAY TUTÍA, si te quedabas sin crédito, cagabas, no podías llamar ni que te llamen ni mensaje ni una mierda. Las recargas automáticas llegaron mucho después. Y yo -no importa cuándo leas esto- estaba sin crédito Y SIN UN MANGO. No podía comprar tarjeta.


Empecé a tocar timbres en casas aledañas: "Hola, ¿esta es la casa de Flavia?" "No" "Mmh, ok, gracias". Pregunté en una y ninguna más porque me daba mucha vergüenza. Pasaba el tiempo y yo sin saber qué hacer divagaba por ahí. En el garage no había nadie. Se me ocurrió ir al kiosco de la esquina, que fue más deprimente aun: de pedo si había dos caramelos y tres puchos. Pero había cabina telefónica. Pagué con monedas. Llamé a mi viejo, que tenía auto, y le expliqué la situación:


- ¡¡Sos un pelotudo!! ¡¡Siempre lo mismo!! -blábláblá otra sarasa de insultos- Bueno, quedate ahí que te busco y te llevo. 


Estaba desalmado. Desanimado, decepcionado. Apelmazado con la situación. No entendía nada. Yo había hecho todo bien, quietito en mi lugar, sin molestar a nadie, había seguido las instrucciones respetado las indicaciones y ahora tenía que esperar hasta quién sabe qué hora y perderme quién sabía cuánto de recital porque NO SABÍA QUÉ CARAJO había salido mal ¡no merecía eso! ¡¡No, en absoluto!! ¡¿Por qué a mí?! ¡¿Qué mierda hice mal?! Y sin embargo, ahí estaba yo: triste, solitario y final, sentado en la esquina pensando cómo fui tan gil cuando escucho de la nada a mi derecha:+


- Hooooooola


Giro.

La compañera.

 - ¡Hola! - dije con esa voz agudita que me sale cuando estoy sorprendido.


Y qué hacés, cómo estás, dónde vivís, etcétera y efectivamente la compañera vivía ahí cerquita en una casa común y corriente -ya me veía subiendo las escaleras de un estacionamiento- por lo que traté de ver qué había fallado. Y, a ver, ¿cómo lo explico? Imaginen el número '3' con su "estante superior" dibujado de una forma tan pero tan chiquitita que parece un '5'. Adjunto una imagen debajo porque sino no se va a entender. Es más fácil verlo que explicarlo. Entonces si, por ejemplo, la casa quedaba al 33, esto me había mandado al 53. O sea, 20 números más adelante. No iba a llegar jamás. Y no es que no haya chequeado el papelito miles de veces, pero posta no se entendía nada, además de estar todo muy oscuro. No había llegado no por mi culpa, sino por un puto papel mal escrito en el apuro. Se pueden imaginar la bronca. Para colmo, lo primero que escucho ni bien entro a la casa es un "Síiii, Patri, quedate tranquila que acá llegó, no hay problema" de la madre de Fla hablando con la mía. No quiero imaginar lo que era el infierno del otro lado del teléfono. 


Al recital fuimos Fla, su hermana, una amiga de ella, el Base y yo. Nos llevaron en auto y al salir creo haber visto el coche de mi viejo en aquella bendita esquina. En fin, no importa. Recogimos al Base en Balvanera y ni bien se sube le pregunto si tenía problemas con su letra. "Sí, mi caligrafía no es muy buena que digamos", me dice. Y yo no soy católico pero me mandé un rosario de puteadas. Por dentro.


Ni bien bajamos nos encontramos con una amiga de ellas en la fila y, como si fuésemos mejores amigxs de toda la vida, nos quedamos ahí. Menos mal, porque la fila se extendía hasta el infinito. Y no se movía, eh, no se movía un carajo hasta que se empiezan a escuchar los primeros acordes d' El Amor Espera y la hilera se transforma de un momento para otro en un tren humano con la locomotora a vapor funcionando a todo motor sin parar. ¡Dale, Bukka!, me gritaban para que me apure. Íbamos encadenadxs corriendo y yo nunca fui rápido. Ni me acuerdo si me revisaron, pero tengo la imagen acá presente de estar entrando a Vélez con toda la marea de gente ya presente gritando y bailando Rap del Exilio y las torres de sonido y las lianas de tela con lo poco que la tormenta dejó preparar a Pichón Baldirú de la puesta en escena. 


Obvio que nos perdimos ni bien dimos dos pasos, pero bueno. Llegué y me fui lo más adelante posible, no sé por qué. Supongo que por la fantasía quinceañera de estar más cerca del ídolo. Con lluvia y anteojos no lo iba a ver bien ni tampoco escuchar mejor, pero no me di cuenta de eso en su momento ni me importaba. No me importaba nada. Quería ver eso, saber cómo era, cómo era eso de los recitales masivos y encuentros esporádicos tremendos y coserme a la memoria uno de los -esperaba yo- mejores momentos de mi vida. Cosechar adolescencia para sembrar alegría. Ya tenía experiencia en campo (Virus, Cerati; 2007) y estadio (Los Fabulosos Cadillacs; 2008) pero nunca las dos cosas conjugadas. Y allí estaba yo, rodeado de unxs hermosxs extrañxs entonando a coro con los brazos en alto No sooooooy un extraño. Ni bien escuché su voz pensé: 'Ufff'. Sí, no iba a ser la voz de Serú Girán -aunque luego haya tocado Llorando en el Espejo ("Una de los viejos tiempos", diría). Y así y todo ahí estaba el loco: cantando, gesticulando, de frac o de punta en blanco con un poncho homenaje a la Negra Sosa, su madrina musical, partida hacía menos de 20 días. "Voy a presentar a la Banda Say No More -arranca la intro de Yendo de la Cama al Living-: Fabián Quintieros, electrónica; ¡Tonio! en la batería; en bajo, Carlitos. En las guitarras, el Negro López y Kiuge. Y la princesa Hilda" da la bienvenida a la troupe -troupe que en realidad son sus amigxs: es una zapada con lxs pibxs en el Estadio de Liniers en vez del comedor de casa. "Ustedes son la otra Banda Say No More", agrega, como si hiciera falta. "Oh-lé-léOh-lá-láSi esto no es aguante,/ el aguante, ¡¿dónde está?!" contesta la masa enardecida. El Aguante, qué irónico. El único disco de donde no sacó temas. De todos los demás, sí. Incluso su proyectos colaborativos: Hablando a tu Corazón, Pasajera en Trance y...


Voy a presentar -dice- a mi ídolo y maestro -y extiende esa mano larga, interminable-: el señor... Luis Alberto Spinetta" y el delirio del público. Ya todxs sabíamos que se veía Rezo por Vos pero la alegría aun así era inconmensurable: los 2 pilares del Rock Argentino juntos en un escenario haciendo uno de los temas sino EL tema que reúne su genialidad conjunta para la horda desenfrenada. En los '80 les habían inventado una rivalidad entre ellxs. Hoy, nada más alejado.

Hay 2 momento que considero claves en esta canción, el absoluto epicentro de este show y encuentro: el primero es alrededor del minuto 02:11, cuando lo mira a Luis y cierra el puño cuando canta, interpretando, cantando, sintiendo esa canción, esa canción en ese puño. Esa potencia, esa fuerza, esa convicción, es ese estar ahí entregándose a toda la música que emana del ambiente en esos relámpagos junto a la magia de un público atronador, es ese "yo" pero también es "todxs nosotrxs", soy ese puño apretado de Charly García que grita "Y lo dejé todopor esta soledad". ¡¡Qué frase, por favor!!¡¡Y en qué momento!! Del show y de su vida, claro. El otro ocurre exactamente en el minuto 04:27, si lo buscan en YouTube, cuando el Flaco (que Charly redujo un poquito a coros) vuelve a cantar: "Rezo, rezo por vos" ahí, templante, definitivo, afinadísimo, como diciendo "acá estoy". Con esa tremenda remera de "Todos fuimos, todos somos, todos podemos ser" de Conduciendo a Conciencia. No hay vez que no escuche esa parte y no se me ponga la piel de gallina, me parece exquisito. Aun no se conocía la noticia de las Bandas Eternas (que sería mes y medio más tarde, mismo lugar) y esto fue un jocoso anticipo que repetirían más tarde el 4 de Diciembre. Lennon te bendiga, Flaco.

Y la lluvia. La lluvia sólo lo hizo más épico todavía. ¡CÓMO LLOVIÓ, LA CONCHA DE DIOS! La última vez que me mojé tanto fue aquella famosa ocasión en la que me metí a una pileta. Quisiera encontrar una metáfora que encaje con la situación y lo englobara todo. El agua, la gente, los ángeles, Dios, no sé, pero la verdad no puedo o no me sale. No puedo porque me excede. Quizás sí Charly pudo hacerlo ya en su momento cuando lo bautizó en vivo: "Este es el primer Concierto Sub-acuático del Mundo. Yo quería hacer música abajo del agua, ¿no? Está buenísimo, gracias". Y, ¿qué querés que te diga? Sí, conozco el dato, pero la verdad estaba para decirle sí a cualquier cosa ese día. Esa noche.


Aunque si lo pienso bien, fue un milagro que nadie muriera electrocutado ese día. Tengo entendido que en aquella ocasión al Zorro Vön Quintiero se le quemaron 3 teclados. "¡¿Qué son, los indios ranqueles?!", preguntó Charly al ver el batallón de pianos eléctricos cubiertos con bolsas de consorcio. Pero ayudó también a que una generación entera, que nunca lo había visto en vivo, se maraville por primera vez con su genialidad auténtica: en el medio de Chipi chipi, el tipo tiró: "Y no te olvides nunca que...: siempre que llovió, paró". Ola de aplausos. E inmediatamente: "¡¡Say No More es impermeable!!". Gritos. Ovación. Qué maestro. Qué bien que estuvo. Fue tan espontáneo. Si se presta atención al audio se puede escuchar una pequeña risita de Hilda Lizarazu que delata perfecto que no estuvo guionado. Fue una ocurrencia sencillísima en el momento justo en el lugar indicado. Pareciera que le estamos aplaudiendo cualquier boludez, pero no. Por todo lo que conté antes, entre expectativa, debut y regreso, se necesitaba una dosis de humor, y se la dio. Estábamos, literalmente, en un cumpleaños. Charly García, señoras y señores. El mito haciéndose carne frente a los ojos y oídos del mundo. La risa y la frase se pueden ver y apreciar en el DVD homónimo que salió más tarde al respecto.


Allí también se puede contemplar la horrenda e innecesaria distancia que curtía el Campo VIP con el general, vallado. Increíble que en Argentina aun no hayamos mandado a la mierda el Campo VIP. El general había salido unos $120 que, en su momento, eran un dinero. "Tirá la valla/ la puta que te parióooo" fue otro de los hits de la hinchada. Curiosamente, en la producción audiovisual no se pueden apreciar ni Adela en el Carrousel, No Me Dejan Salir y No soy... De 'Estoy Verde' en particular, recuerdo una chica subida a hombros agitando una remera a más no poder, como si fuera el último día de su vida. Yo estaba buscando techito, no sé por qué de manera disimulada, debajo de los paraguas. Era como el vigésimo tema y, tengo que reconocerlo, tenía ganas de irme. Pensé en más de un momento mandarme a la tribuna. Tuve que retrocedes en el campo porque ya me habían robado la billetera y casi me pierden una zapatilla. Sí, perdí la virginidad recitalera.


Pero no hubo tormenta, lluvia o tifón que nos parara cuando, después de No Toquen, vimos que aun quedaba el último bis: No se va a Llamar mi Amor. Cuenta la leyenda que Charly ya había entrado a camarines cuando dijo: "Me aburro" y decidió salir a hacer este tema de manera espontánea, casi improvisándolo o zapándolo. La imagen de la multitud volviendo a las corridas a escuchar un tema que apenas si duró un ratito es hermosa. Porque había que estar ahí, no importara cómo ni cuándo. Era una batalla ganada. Los Aliados fuimos (somos) un protagonista más durante toda la noche, bancándonos la que viniera, cantándole el feliz cumpleaños al Mr. ("Bueno..., ¡un año menos!", tiró el hijo de p...) o el final de No Voy en Tren: mediaba la parte de "Yo soy de la Cruz del Sur" y al momento de "¡Soy el que cierra y apaga la luz!" todo el José Amalfitani quedó a oscuras y lxs músicxs en silencio. Pero nosotrxs, firmes como rulo de estatua, como emulando la mejor base del mundo, completando la canción a todo pulmón.


Afortunadamente habíamos quedado con mis colegas en una esquina para encontrarnos a la salida ("Bukka no se va a perder" me pareció escuchar después. Si supieran... No se enteraron mi aventura para llegar hasta hoy). Como el agua dale que te dale, me mandé abajo de un techito, fui el primero en llegar. El auto estacionó en la esquina contraria -pero no de mala leche, sino por falta de lugar- y el primero en verlo fue el Base, que desde allí me localizó y me hizo una seña para que viniera. Un grande: supe que el tipo no sólo logró saltar la valla del Campo VIP sino que además se encontró un brazalete Say No More trucho tirado por ahí. Así también, una grossa la madre de la compañera que tuvo la grandeza de llevarme hasta la puerta de mi casa siendo que yo no vivía cerca de allí y quedábanle aun entre 2 y 3 viajes más con 5 adolescentes empapándole el auto. Si está leyendo esto, que sepa que le agradezco. Pero finalmente llegué a mi casa sano y salvo lo más bien después de una jornada muy extensa habiendo pensado 2 veces que me perdía este flor de concierto. ¿Lo más irónico? Después de tanta agua debajo, encima y todos lados del puente, ni bien pisé mi casa... ¡me pegué una ducha!