domingo, 25 de agosto de 2019

Años VII

Hoy este blog cumple 10 años. Diez. 

No fue el primero (recordemos a Las Moiras Chamvres, a dúo con mi mejor amigo) pero sí el mío propio, el personal. La sensación y las ganas de decir cosas "importantes" era imperiosa en ese momento y el poder diferenciarme y establecer un límite entre lo que quería ser y lo que me parecía el mundo. También creía que mostrar una parte más "seria" ayudaría a que lxs demás me tomaran un poco en serio. Quería que se descubriera el "genio" que hay en mí (aclaro: esta expresión está hecha con palabras de la época).

Nunca había curtido fotolog porque me parecía la moda que finalmente fue. En MSN te podías comunicar con una sola persona, no daba hacer conversaciones conjuntas y no valía la pena publicar textos en conversaciones o pasarlos por archivo. Facebook aun estaba para boludeces. Faltaba un ratito para que más gente se lo tomara en serio. A Taringa! le tenía miedo (lo consideraba más freaki) y Tumblr nunca me interesó.
El puntapié para comenzar fue gracias a Maru Moretto Fraga, a quien le estaré eternamente agradecido. Maru escribía y escribe como el carajo. Siempre me pregunté de dónde sacaba ciertas imágenes, frases, elementos narrativos que a mí aun hoy y con toda la experiencia encima me siguen pareciendo inalcanzables. Qué prosa, qué poética. A lo largo y ancho de esta existencia se fueron sumando muchas más personas que hicieron respirar a este blog (Atenea, Jussy, Fideo Fassanelli, La Pelicana, Darío Martelotti, Agus Cotic, Jr., etc, etc...), a quienes agradezco un montón. Me ha encantado leerlos y charlarles y criticarlos y que me critiquen y mil cosas más. Este blog sumó muchos elogios. Realmente me creí 'alguien' en la vida de cierta gente. Creía que escribiendo por acá se podía llegar lejos.

Lamentablemente no pasó porque no sé promocionar ni hacer márketing de mis cosas y, además, nadie me sigue en lo que hago, ni mis amigxs. Correrla, entonces, se vuelve un poco más difícil. 
El primer subtítulo fue: "Un blog de Rock", en homenaje al subtítulo "Un programa de Rock" que llevaba el programa "Peter Capusotto y sus Videos", obligatorio para esa época (otro de mis agradecimientos va para Esteban). Esto luego evolucionó a "Tratando de poner los pies sobre la Tierra", porque mi viejo no se cansaba de repetirme en mi infancia: "Leandro, poné los pies sobre la tierra, bajá a tierra". Parece que yo estaba muy distraído en mi mundo y sólo decía/hablaba boludeces. Mucho tiempo más tarde me di cuenta que la realidad me aburre y me asusta y por eso prefería y prefiero mi mundo. Ojalá mi viejo predicara con el ejemplo. La estética rojinegra -que trajo más de un achique de ojos en lxs lectorxs- viene a cuenta de mi obsesión con el concepto "Say No More", de Charly García. Al día de hoy, no tengo ese disco.

En ese momento, me imaginaba escribiendo acá para siempre. Porque creía que los temas para hablar nunca se iban a acabar y siempre iba a tener algo para decir o quejarme y etcétera. Prontamente -en 2012- me di cuenta que los temas se repetían uno tras otro y hablar de una cosa era siempre hablar de lo mismo y me preocupaba. Y escribía que me preocupaba. Otras veces no posteaba porque había ciertas cuestiones cuya problemática desarrollada me parecía una vergüenza, por la falta de profundidad. Como con un contrato con mis lectores que no tenía (lxs lectores, no el contrato). La búsqueda a respuestas para ciertas preguntas han quedado la mayoría en el aire. Nunca llegaron; me las pregunto y me las sigo preguntando. Hay preguntas cuyas soluciones llegan en la falta de respuestas.

Acá publiqué mis primeros análisis de disco (los mismos que al día de hoy sigo encontrando únicos; nunca leí análisis como los míos, hablando únicamente de características de análisis) que luego derivaron en mi entrada en Rock N' Ball, donde aun sigo. Fue el lugar donde más profundice en escritura y periodismo, antes de convencerme que mi camino era el arte y, más precisamente, la música. Por acá pasaron tomas del Nacional Buenos Aires, recitales, lecturas de marchas, todo lo que yo considerase de rango como para postearse acá. Nunca publiqué nada "literario" porque sentía que no era el lugar. Eso lo dejé en Otras Palabras. 

No sé cuánto más voy a sostener el blog, lo cierto es que lo quiero mucho y no lo voy a dejar morir. Todavía siento que puede haber futurxs lectorxs a quienes el leer esto les interese. Incluso a mí, que a veces me encuentro con posteos y hasta con opiniones que no recuerdo. Pero en nombre de la vida y el amor a la vida escribir sigue siendo vivir así que hasta que no lo considere cerrado o no deje de pensar en él aunque sea momentáneamente, no acabará. Hasta siempre.

Say No More.

Un último dato de color: hoy cumple años mi abuela. La madrugada nocturna en la que creé el blog no me había percatado de la fecha. Y es hermoso pensar que un espacio tan querido surgió el mismo día que una de las personas que más apoyó mi amor a la lectura. Así que aguante vos, abu, y aguante escribir y leer por siempre. Feliz Cumpleaños 😊

jueves, 8 de agosto de 2019

Honestidad Brutal II

'Honestidad brutal' es aquel término con el que se suele tachar de desubicada o excesiva a la sincera honestidad con la que unx expresa realmente lo que quiere decir o siente. O sea, se condena a una verdad que busca ser dicha tal cual es, tal y como unx la siente. Unx que encima busca mostrar el respeto que siente por el otrx diciéndole las cosas tal cual cree que son, sin rasgos de hipocresía o eufemismos, es visto de manera violenta por lo que quiere expresar de forma genuina, legítima, sin filtros ni reparos

En otras palabras: sin tener en cuenta al otrx.

La violencia es real pero también es lineal. Eso es lo bueno y lo malo de la misma. Si es lineal no da lugar a grises (no da lugar a profundidad) y si es real es subjetivo (no es total). Y no lo digo por mera corrección política, al contrario. Soy bastante fan de esta llamada "honestidad brutal". Un cierto gusto por el costado más oculto de la gente me empuja a preferir situaciones verbal y emocionalmente violentas porque desnudan una parte del otrx que no se suele ver a diario. Ahí es donde aparece la novedad. Y no hace falta ser periodista o filántropx para verse maravilladx por algo nuevo delante de la máscara producida por quienes vemos a diario. Y si bien es cierto que jugar con estos matices da resultados muy interesantes -a veces-, también da paso a situaciones horribles donde tercerxs (lxs menos cínicxs en cuestión) sufren muchísimo más que el primero. Lo sé porque muchas veces me ha tocado ser ese primero. Pero esa sed de violencia simbólica e implícita no es algo que me aplauda. Es, de hecho, un problema, mío, personal, y me hago cargo. 

La pregunta del millón, entonces, es: si en una discusión o debate conviene siempre asentarse en una postura propia en pos de una independencia emocional mayor o acoplarse a la visión del otrx a fin de poder llegar a un resultado más decente. Y el rol de la honestidad brutal dependerá de la circunstancia en la que unx se halle, el evaluar si desenvolverla o no. Es cierto que muchas veces, si uno no dice las cosas como son (que, remarquemos, es una manera de decir "cómo las siente unx") se corre el riesgo de explotar -y eso escasamente ayuda. Bah, la catarsis generalmente afecta a aquellxs a quienes unx más quiere, porque es delante de ellxs que suele pasar. Y el estallar, producto de emociones no trabajadas en su debido momento, ya implica de antes una visión distorsionada de los acontecimientos. Unx cree que el otrx tiene la misma visión e interpretación de las cosas que unx, aun cuando no lo afectó de la misma manera. Si a esto se le suma la especulación o la imaginación sobre cómo podrían haber sido las cosas, más la ansiedad permanente, lo único en lo que puede desembocar es una redada falsa de hechos con emociones. Si encima esa explosión ocurre cerca de conocidxs, emulará la misma cadena imaginativa hacia el lado contrario (cada quien pensando o imaginando situaciones que no son ni pasaron). Se pierde la base real desde donde abordar la cuestión. 

Pero a veces está bueno estallar. Poco o mucho. Primero, para estar satisfecho con unx mismx (el sabor de la auto-honestidad es lindo) y segundo, para sacarse la mierda de encima. En estas explosiones, unx siente haber dicho toda la verdad, brutalmente honesta. Pero, aparte, haberla dicho de una manera implacable e inapelable. Lamentablemente o no, por lo mismo que dijimos antes, esto  es erróneo. El problema es creer que esa misma sensación de "satisfacción" que corre por unx también corre para lxs demás (al fin y al cabo, ¡¿qué puede ser mejor que decir la verdad tal y como unx la siente?!). Pero, como ya referimos, el encadenamiento al cual lleva esto puede acarrear cosas peores. No digo que explotar esté mal. Digo que no siempre es la mejor solución. 

La supuesta empatía que unx debiera tener va simplemente de acuerdo a la circunstancia en la que cada unx se encuentre. Con quién, en dónde, y tras qué historia mediante. Sin embargo, esto habrá -por supuesto- que desarrollarlo, en vista de que no existe una ganancia de experiencia de un día para el otro. Por eso conviene hacerlo con aquella gente cercana o amiga que mencionábamos antes. Ellxs, de serlo, tienen la cancha y la perspectiva sobre unx tal que pueden entenderle y trabajarle dicha comunicación*. Y luego, si dicho tratamiento -recíproco- funciona, habrá más perspectiva y distancia a la hora de discutir con idiotas o decir cosas importantes a gente de valor.

Siempre y cuando esas mismas amistades no sean las idiotas, ¿no?

*(si antes dijimos que sería perjudicial 'estallar' delante de las mismas y eso hacerles formular toda una base de teorías e interpretaciones que tampoco se corresponden con la realidad, no es porque puedan hacer una cosa y no la otra; es porque el hacer catarsis implica mucha información en muy poco tiempo y con poca posibilidad de hacer una perspectiva de largo alcance de un momento para el otro. Lo que se propone es trabajo progresivo versus trabajo en el momento)