martes, 6 de septiembre de 2022

Civil War

     Me atraviesan tantos pensamientos respecto a lo que pasó el último Jueves 1° de Septiembre que no sé por dónde empezar. Tal vez estoy demasiado tiempo en redes sociales. Pero lo ocurrido el otro día con el intento de magnicidio de la actual vicepresidenta de la Nación de dejó el ánimo por el suelo. O cargado de bronca, no lo sé. Son demasiadas cosas. Y demasiadas cosas negativas. Cómo será que me volvió a llamar a escribir. No encontraba una buena excusa o un entusiasmo suficiente hace meses y este acontecimiento giró la manivela. Escribir siempre fue, es y será una buena manera de descargar.

    Repito, no sé ni por dónde empezar. Quisiera decir -¿a quién? No importa-, en primer lugar, que para mí no fue un auto-atentado. No fue ficcionalizado ni actuado. Fue real. Pudo haber pasado, como no. Si fue actuado, y abusan de mi inocencia, prefiero indignarme después a cuestionar un evento que podría haber desatado un desastre inédito (para mi generación). No tiene sentido el teatro. Mostrarle a la sociedad entera que cualquiera puede acercarse a la segunda cabeza de la Nación y dispararle es todo menos algo inteligente. Un par de energúmenos han esbozado un ímpetu de la protagonista por volverse mártir y así zafar de los juicios por causas que tiene. En otras palabras, alguien de casi 70 años, con nietos de pocos años, prefiere estar muerta a encarcelada, ajá. No resiste el menor análisis. 

    No sé si podría haber visto venir. Yo creo que no. No estamos acostumbradxs a este tipo de caso -por lo menos, quienes nacimos ya en democracia-. Puede haber otro tiempo donde sí, pero hoy no. Hace tiempo. Sí, todos se amenazan con la Justicia y qué sé yo, pero sabemos perfectamente que una vez que llegan las urnas, el aire vuelve a la tranquilidad. No es la única instancia, pero es la "decisiva": la que dice si sí o si no. Por lo menos, así se acordó del '83 en adelante. Y hasta acá, venimos cumpliendo. Más o menos. Con muchas falencias. Pero cumpliendo, dentro de todo. 

    Esto me da pie a lo que sigue: por qué este asunto ameritó el -mal llamado- feriado, que en mis palabras debería haberse llamado "asueto". No sólo estamos hablando de la Presidenta de la Cámara de Senadores, sino por todo el poder simbólico y real que conlleva. El Poder no es un cuadro sinóptico donde los que hablan son sólo cargos y no nombres. Eso no tiene sentido. Las relaciones de poder existen entre 2 personas cualesquiera, o más. Ese poder se construye, se constituye, se pierde y se gana. Hay tiempo e historias ahí detrás. No algo indistinto e inerte. Hay personas. Y hay personas que confían en otras personas para otorgarles una jerarquía y un poder a cargo de que ejecuten medidas en favor de aquellos que los votaron Y NO. Yo no soy una mente brillante y lo entiendo. ¿Cuestionás el sistema republicano y democrático representativo? Ningún problema, debatamos. 

    Pero debatamos. Y no lo digo sólo por los demás. No lo digo por los forros de Macri, Bullrich, López Murphy, Arietto, Granata y el marido de Pampita. Lo digo también por mí, que estoy expuesto a lo dicho en redes sociales y a todo tipo de medios de comunicación digital, y que más de una vez me pongo a pensar en blanco y negro. ¿Por qué hago esto? ¿Por qué lo hago, si sé que no está bien? Asumo que porque todo el tiempo soy estimulado a eso (Clarín y La Nación publicando sobre cómo cargar correctamente un arma, hijos de puta). Pero someterme a ese tipo de pensamiento es darles la victoria a ellos.

    ¿Otra vez con el 'ellos o nosotros'? No, me refiero a quienes hubieran preferido que el inicio de Septiembre hubiese sido signado por un asesinato público o nada. Una porción de la población no quiere -o no puede- entender que el otro día podría haberse desatado una guerra civil. No exagero, el horno no está para bollos. Y en mi caso, que no soy fundamentalista ni mucho menos, sí que hubiese salido a la calle igual. Imagínense a alguien más fiel o comprometido con su partido. No hay vuelta atrás. Podría haber sido terrible y quién sabe dónde se hubiese detenido -si se hubiera detenido. Hay personas dispuestas a dar la vida por ciertas causas. Hay gente dispuesta a dar la vida por otras personas -sobre todo, si esas personas sean la cara visible de ciertas causas. 

    En eso también deriva la resolución política inmediata. El feriado dado básicamente para calmar las aguas y para -otra vez- demostrar un simbólico apoyo a Cristina y, de fondo, a la democracia. No porque sean exclusivamente sinónimos, pero sí por el papel que toman hoy día. Una es, en este momento, la representante de un puesto político dentro del sistema que, dijimos, en mayor o menor medida, permite llevar una vida más o menos en paz. Sí, con muchas falencias, errores. Pero no peor que otros tiempos vividos -sin ser precisamente dictatoriales. Aquí se ha bombardeado Plaza de Mayo. Y la reconstrucción histórica del aparato político ha llevado un tiempo signado por mil eventualidades económicas. Entonces, la cantidad de gente en diferentes plazas -pocas, para mí, viendo las que fueron- era súmamente necesario. Si cumplió con las expectativas o no, concluirá cada uno. Lamentablemente, me da la sensación de que la mayoría de la población "se enojó" con la medida, sin contar que directamente no creen en el asunto. No salimos a defender a Cristina, salimos a defender el sistema democrático. 

     Sistema, digamos, atacado constantemente tanto de un lado como de otro. Pero no al mismo tiempo ni al mismo precio, eh. Lo digo porque la tan mentada "grieta" le sirve a ambas partes, lo sabemos. La política también se define en ciertos casos por la existencia de un enemigo, de un rival. De quién "no ser". Pero no es ni a ganchos lo mismo la violencia de un lado que del otro. De uno tenemos un oficialismo débil, manejado más por la ilusión y el poder democrático, sosteniéndose pero con mil quilombos. Del otro, el aparato mediático y político opositor atacando 24x7, ya sea con fake news, con escándalos, con mentiras, tergiversaciones, etcétera. Ni siquiera voy a ahondar en CFK por ser femenina, eso ya ha sido apuntalado infinidad de veces, y todas ellas con razón. He escuchado algunas voces que piden ya por favor una Colegio de Periodistas que regulen esta actividad: te la regalo. No me quiero imaginar el recontra quilombo que sería. Más si empezamos a hablar del tema pauta y censura. La bola ha crecido demasiado rápido y mal. Hubo muy pocas agallas de parte de muchos funcionarios como para dejar que la cosa no empeore. Y del otro lado se han aprovechado y aprovechan a más no poder.

    Van a usar todo lo que tengan y no a su alcance para hacer mierda lo que tengan por delante y llegar a donde quieren. Ya lo están haciendo: del vocabulario del "armado" del atentado a saber si fue intencional o no, auto-implicado o no, lo ficticio o no, las imágenes intervenidas, son todas maneras de licuar o relativizar lo que pasó. Hay quienes ni siquiera repudiaron. Como dije antes, si se demostró que un cualquiera puede hacer eso, hacerlo más liviano sólo va a engrandecer esa puerta. El desastre no pasó hoy pero puede pasar mañana. Hay quienes lo saben y hay quienes lo esperan (el cinismo es directamente proporcional a la hijaputez). Después, repito, no se sorprendan de las consecuencias. 

    Para cuando estaba terminando de redactar esto, la policía -cuándo no- estaba mandándose cagadas con la data del celular secuestrado del neonazi este. Nada que no aumente las especulaciones de un lado ni del otro. Ya escucho que a la Jefa están tratando de limpiarla desde adentro. No lo puedo creer, no lo entiendo. Qué desconcierto. Cómo no entender a un montón de gente cansadísima y humillada. Y con las mejores intenciones, eh, ojo. El único "alivio" que me queda es que cuando a unx se le acaba la energía -física, mental- siempre hay otro dispuesto al ruedo ¡que quizás también estaba cansado! y ahora puede volver. Que la única forma de sacarnos de encima a nazis y fachos (gente a la que no se le debe dar un espacio nunca) es laburando entre todos. Otra no queda porque otra opción, que sea la plural, no hay.