viernes, 31 de diciembre de 2021

Empty Spaces II/Desconexión Sideral

     Hace un tiempo escribí esto (2012), esto (2013) y esto otro (2019). Sumado a una de las últimas reflexiones aquí posteadas, quería agregar un detalle que siempre me quedó salteado. 

    Durante mucho tiempo la increíble capacidad de cruzarme en la calle con cualquier conocido en casi cualquier momento. Donde fuera, a la hora que fuera. Una vez fui a hacer de extra a un corto en la Federación Argentina de Boxeo, y como equivoqué el camino 2 cuadras, me terminé cruzando con 3 conocidos distintos en un lapso de 10 minutos (!) Una vez de excursión en Tilcara me crucé con una ex compañera de la primaria que no veía hace años porque me reconoció por mi caminar (?) Mis compañeros de ETER se sorprendían cuando volvíamos bajando por Scalabrini Ortiz porque todas las semanas me cruzaba con alguien, fuese más o menos conocido. Y ni hablar si a eso le sumamos la bicicleta: literalmente tenía una lista. Breves grandes reencuentros se han dado en más de una ocasión gracias a ello.

    Bueno, ha dejado de pasar. Y hace rato. No, no estoy hablando del tema pandemia ni del recelo de encerrarse. Estoy hablando de algo que me ocurre hace años y no entiendo por qué. Y no es porque yo haya dejado de conocer gente, al contrario, cada vez busco conocer más. Sí, por supuesto que tengo en cuenta que se trabaja, pero en ese momento también se trabajaba y no necesariamente me cruzaba con gente de mi edad: me cruzaba con gente y ya. Yo también he trabajado, y sin embargo seguía pasando. Sigo saliendo -o seguía, antes de todo esto- y la cuestión había cesado de ocurrir. 

    Hablo porque de costumbre me preocupa y decepciona un poco la escasa presencia de las mayorías en las calles. Quedo como un viejo gritándole a una nube, pero sólo porque leo que las salidas cada vez más escasas parecen profundizar un aislamiento que no está bueno para la sociedad en conjunto. Encontrarse con los demás es una buena manera de salirse de la burbuja particular de unx, para no quedar hipnotizadx y masticadx por la realidad recortada y guiada de los medios de comunicación -y, al menos, tener miradas recortadas y guiadas propias que salir a compartir con extraños, más genuinas. En la propia dinámica de las relaciones se puede terminar de entender qué tan compleja es esta sociedad o cómo la misma sociedad entiende la complejidad misma. Temo un poco que se rompan los tejidos sociales gracias a todo este desarrollo pandémico. Exagero, sí, y la tecnología sanea o ayuda a pilotear situaciones, pero ya verificamos que la comunicación real y virtual no son lo mismo.

    La asimilación de esta forma de vida (que ya lleva de 2 años para 3) es posible que nos vuelva más sedentarios -pues el mercado profundizó una tendencia que ya venía desarrollando- por lo que uno deberá "salir a pelear" por ese volver a salir. Quizás sea todo una fantasía mía, quizás sí hay conexiones sólo que de otra forma (virtual) o quizás sí las demás personas se siguen cruzando con otras y simplemente conmigo no más. Pero no se me ocurre otra manera de solucionar cuestiones que no sea hablando cara a cara y qué mejor estímulo que aquel que muestra que algo "nuevo" se mueve -o que simplemente hay movimiento. Estamos a tiempo de enfrentarnos a las ineludibles consecuencias sociales que dejará esta pandemia, ojalá no desperdiciemos la oportunidad de anticipar.