jueves, 25 de marzo de 2021

La Memoria II

       Ayer, por un nuevo aniversario del último golpe militar, el 24 de Marzo, decidí volver a ver "La Historia Oficial", de Luis Puenzo, motivo por el cual surgió de improviso este escrito que redacto mientras una tenue lluvia amolda la Ciudad de Buenos Aires. 

    La había visto por primera vez a los 15 años, lo recuerdo porque se lo mencioné a una profesora en una clase de apoyo que se daba en mi secundaria para aprobar a esa misma profesora. Le dije que no había entendido el final -más precisamente, la última toma- y tenía el vago recuerdo de, a pesar de "entender" por qué era una película buena, no captar porque había sido tan merecedora de un Oscar. 

    Hoy volví a verla. Es un peliculón. De punta a punta. Un 10. Agradezco un poco la posibilidad que nos da el cine y el tiempo para poder olerla con otro gusto y sabor a través de los años y que nuestro entendimiento también abrace otra madurez colectiva al momento de crecer. Vi que claramente me faltaba mucho cine y muchas sub-lecturas por dentro en su momento para terminar de ver qué era lo que estaba apreciando. Recuerdo que me dio un poco de vergüenza en aquel entonces no saber o no entender en profundidad qué era lo que contaba.

    Al mismo tiempo, ahora que he vuelto a cierto mar de redes sociales, es alarmante encontrar cómo ciertos retrógrados se siguen basando en datos difusos o discursos que no llevan a ningún lado con tal de despreciar una lucha de años. Y aquí es donde ocurre algo similar a lo que me ocurrió a mí con la película: esta gente, en su afán de demostrar, invita a una "relectura" de la situación para tratar de anquilosar cierta justicia de su lado (o lo que ellos llaman justicia) a fin de poner en pie de igualdad una militancia venida abajo con el terrorismo de Estado apoyado en y por grupos económicos y de poder internacionales más la complicidad civil y eclesiástica. O negar un número a fin de enfriar cierta cifra y que se dé una discusión en el plano de lo aritmético. Si hay una posibilidad de que no hayan sido 30.000, es porque fueron -y seguramente hayan sido- muchísimos más. Creer que porque un buen día regresó la democracia delegativa se dejó de trabajar bajo los mecanismos operados durante casi 8 años y todo el mundo pudo ir a denunciar lo más tranquilo es sencillamente absurdo o insano. Todo se acompleja cuando no hay registros oficiales. Abran los archivos.

    También puede haber, sin embargo, otro tipo de relectura: una donde no sólo uno encuentre cosas al re-estudiar sino que acabe por entender la magnificencia de lo ocurrido, y cómo es irremediable nuestra labor y tarea, nuestra responsabilidad a la hora de atender estos crímenes y dejar en claro que quisieron hacer naufragar a un pueblo entero. Nosotrxs, lxs de mi generación ("Lxs Hijxs de los '90") no podemos y por suerte nunca seremos capaces de entender completamente el horror que se vivió en esos años y posteriores. Lo único que podemos hacer es recrearlo mediante obras artísticas y su interpretación, aunque también tenemos la franca tarea de mantener un ejercicio de memoria activo pues lo único que nos toca de cerca en ese período es lo simbólico. Sí, muchas prácticas de aquella época -secuestros, desapariciones- siguen ocurriendo, en otro tono (o no tanto). Pero si no nos comprometemos a terminar con lo simbólico de aquellos tiempo -que no es otra cosa que un camino más largo hacia lo real, con lo que mucha gente lamentablemente se identifica- en vano será desear que un dejo de la situación cambie o un culpable se exponga. 

    Y por nosotrxs mismos también: también se puede hacer una relectura de la memoria de uno, que no es sino el libro donde vamos registrando grabado lo que queremos y podemos de nuestra vida. ¿Cómo era tu memoria antes de ser esta? ¿Cómo podés leerla? ¿Está satisfecha? ¿Puede estar orgullosa tu memoria de ayer de aquello que sos hoy? No es pecado ocuparse de unx mismx. Al fin y al cabo, si buscamos ser pueblo, nos podemos mover en conjunto pero necesariamente las piezas deben estar lo más aceitadas y estabilizadas consigo mismas posible. Hay otras humanidades que merecen otro futuro y otras que merecen un castigo. Por ambas peleamos. Hay otro arco de lucha hoy en día que varía en lo simbólico desde el mismo momento en que varía el terreno espacial de disputa. Adentrarse en ellos dependerá de cada sujetx, así como hacer una relectura y profundización día a día de sus sentimientos. Una memoria activa sentintelectual es y será clave para saber por qué estamos del lado que estamos y elegimos estar. Y que ojalá lo recordemos para siempre.