domingo, 2 de febrero de 2020

Disco, Baby Disco III/Ten Years Gone III

(Este posteo debió haber salido en Septiembre del año pasado pero hubo olvidos de por medio)

Un poco tarde pero el año pasado se cumplieron 10 años de no descargarme música. Lo decidí de sopetón, me acuerdo, mientras miraba la pantalla del Ares. Y empecé a comprarme discos como única fuente de ingreso musical. La radio ayudaba lo que podía. 
En realidad, era más por el tema de sentir que les estaba robando a mis artistas preferidxs si hacía eso que otra cosa. Un romanticismo que veía en lo "ilegal" una traición. Faltaba un rato para que me enterara que el trato con las discográficas dejaba más plata a la empresa que al artista -aunque ya lo sospechara. Una vez, de hecho, en 4° año, le pregunté a un profesor de derecho si había alguna posibilidad de iniciar una acción legal para ayudar en ese aspecto. ¡Sí, así de gorra! ¡Jaja! Y pensar que la ley S.O.P.A. recién se popularizó en 2012. Un visionario. Pero que se entienda: creía que el músico perdía mucho más con eso de por medio. Ni a palos me imaginaba que ellos lo tomarían como un elemento de pura difusión gratuita para arrastrar a más gente a sus shows, como finalmente sucedió. Inventé un mail y todo para gente que se quisiese encargar del asunto conmigo (está aquí en el blog sugerido y todo): al-rescate-del-rock@googlegroups.com. Creo que todavía funciona. 
Sólo quería que el resto lo viese (a los discos, al artista) como los veía yo: como una pequeña obra de arte. Hoy por hoy, la tecnología cambia y así los modos de escuchar. Pero es una lástima que aun así, por ejemplo, traperos o reggaetoneros no se animen a sacar discos en formato físico. Entiendo que ya casi no hay soportes para reproducirlos, pero también es una pérdida de oportunidad para sumar más material a su placa, de hacer algo más artístico aún. Sí, todo es industria: pero no estoy en posición de juzgar a nadie que publique material pues, lo banque o no, jamás puedo saber cómo va a desarrollarse su camino artístico a medida que pase el tiempo. Ya hacer un género en particular no es garantía de nada, ni en cuestiones materiales ni artísticas misma. Entonces, con el apoyo discográfico no se pierde nada intentando un poco más allá. Quién sabe si esto lo decidirán lxs artistas o no -yo supongo que no. A las disqueras quizá no les interese ahondar en eso. O sí, y el público con los años ha mostrado su desinterés. O cómo lo han desinteresado. Cambia la industria, cambia el consumo. Y viceversa. 
En fin, 10 años de escuchar música de una manera que prefiero por sobre otras (excepto vinilo, que nunca tuve), por calidad sonora y por el tiempo que implica escucharla. Hay decisiones estéticas tomadas alrededor de unos 40' promedio estipulados para un material ser oído. Una determinada manera de componer, de armar, de pensar un disco en base a disposiciones tecnológicas de la época. Y me cabe. Es una manera de entender el oído y la escucha de un tiempo (y los CDs/LPs dobles, la ambición de dicha banda o artista). No sé si me conformo con eso, tampoco. De una escucha individual "limitada" a una ilimitada mi única duda es si escuchamos "como corresponde" o solamente oímos. El incorporar música a razón de los discos que me compro (que son muy pocos, vista mi permanente situación económica) me dio y me da tiempo de apreciación y de re-escucha de aquello que quiero y poseo, y por eso no me canso ni me apuro: porque me permite -aun con cierta trampa- sorprenderme. Tal vez en eso viva la sorpresa, al fin y al cabo: en una imprecisa aritmética que sume tiempo y silencio.