jueves, 8 de agosto de 2019

Honestidad Brutal II

'Honestidad brutal' es aquel término con el que se suele tachar de desubicada o excesiva a la sincera honestidad con la que unx expresa realmente lo que quiere decir o siente. O sea, se condena a una verdad que busca ser dicha tal cual es, tal y como unx la siente. Unx que encima busca mostrar el respeto que siente por el otrx diciéndole las cosas tal cual cree que son, sin rasgos de hipocresía o eufemismos, es visto de manera violenta por lo que quiere expresar de forma genuina, legítima, sin filtros ni reparos

En otras palabras: sin tener en cuenta al otrx.

La violencia es real pero también es lineal. Eso es lo bueno y lo malo de la misma. Si es lineal no da lugar a grises (no da lugar a profundidad) y si es real es subjetivo (no es total). Y no lo digo por mera corrección política, al contrario. Soy bastante fan de esta llamada "honestidad brutal". Un cierto gusto por el costado más oculto de la gente me empuja a preferir situaciones verbal y emocionalmente violentas porque desnudan una parte del otrx que no se suele ver a diario. Ahí es donde aparece la novedad. Y no hace falta ser periodista o filántropx para verse maravilladx por algo nuevo delante de la máscara producida por quienes vemos a diario. Y si bien es cierto que jugar con estos matices da resultados muy interesantes -a veces-, también da paso a situaciones horribles donde tercerxs (lxs menos cínicxs en cuestión) sufren muchísimo más que el primero. Lo sé porque muchas veces me ha tocado ser ese primero. Pero esa sed de violencia simbólica e implícita no es algo que me aplauda. Es, de hecho, un problema, mío, personal, y me hago cargo. 

La pregunta del millón, entonces, es: si en una discusión o debate conviene siempre asentarse en una postura propia en pos de una independencia emocional mayor o acoplarse a la visión del otrx a fin de poder llegar a un resultado más decente. Y el rol de la honestidad brutal dependerá de la circunstancia en la que unx se halle, el evaluar si desenvolverla o no. Es cierto que muchas veces, si uno no dice las cosas como son (que, remarquemos, es una manera de decir "cómo las siente unx") se corre el riesgo de explotar -y eso escasamente ayuda. Bah, la catarsis generalmente afecta a aquellxs a quienes unx más quiere, porque es delante de ellxs que suele pasar. Y el estallar, producto de emociones no trabajadas en su debido momento, ya implica de antes una visión distorsionada de los acontecimientos. Unx cree que el otrx tiene la misma visión e interpretación de las cosas que unx, aun cuando no lo afectó de la misma manera. Si a esto se le suma la especulación o la imaginación sobre cómo podrían haber sido las cosas, más la ansiedad permanente, lo único en lo que puede desembocar es una redada falsa de hechos con emociones. Si encima esa explosión ocurre cerca de conocidxs, emulará la misma cadena imaginativa hacia el lado contrario (cada quien pensando o imaginando situaciones que no son ni pasaron). Se pierde la base real desde donde abordar la cuestión. 

Pero a veces está bueno estallar. Poco o mucho. Primero, para estar satisfecho con unx mismx (el sabor de la auto-honestidad es lindo) y segundo, para sacarse la mierda de encima. En estas explosiones, unx siente haber dicho toda la verdad, brutalmente honesta. Pero, aparte, haberla dicho de una manera implacable e inapelable. Lamentablemente o no, por lo mismo que dijimos antes, esto  es erróneo. El problema es creer que esa misma sensación de "satisfacción" que corre por unx también corre para lxs demás (al fin y al cabo, ¡¿qué puede ser mejor que decir la verdad tal y como unx la siente?!). Pero, como ya referimos, el encadenamiento al cual lleva esto puede acarrear cosas peores. No digo que explotar esté mal. Digo que no siempre es la mejor solución. 

La supuesta empatía que unx debiera tener va simplemente de acuerdo a la circunstancia en la que cada unx se encuentre. Con quién, en dónde, y tras qué historia mediante. Sin embargo, esto habrá -por supuesto- que desarrollarlo, en vista de que no existe una ganancia de experiencia de un día para el otro. Por eso conviene hacerlo con aquella gente cercana o amiga que mencionábamos antes. Ellxs, de serlo, tienen la cancha y la perspectiva sobre unx tal que pueden entenderle y trabajarle dicha comunicación*. Y luego, si dicho tratamiento -recíproco- funciona, habrá más perspectiva y distancia a la hora de discutir con idiotas o decir cosas importantes a gente de valor.

Siempre y cuando esas mismas amistades no sean las idiotas, ¿no?

*(si antes dijimos que sería perjudicial 'estallar' delante de las mismas y eso hacerles formular toda una base de teorías e interpretaciones que tampoco se corresponden con la realidad, no es porque puedan hacer una cosa y no la otra; es porque el hacer catarsis implica mucha información en muy poco tiempo y con poca posibilidad de hacer una perspectiva de largo alcance de un momento para el otro. Lo que se propone es trabajo progresivo versus trabajo en el momento)

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