sábado, 12 de septiembre de 2009

Un blues para Celestina

Tu voz, un gorrión;
tu cuerpo, una flor;
tu piel es un sol;
tu voz me da calor.

Oh, mi bella Celestina
eres un ocaso al atardecer;
Oh, querida mía;
Eres mi dulce amanecer.

Tus océanos me observan;
Atravesados por tu médano de sal;
Me comen tus labios carmesí;
Me comen tus diamantes de cal.

Milagro de la naturaleza;
Me acarician tus manos de algodón;
Tienes el pelo de oro;
Y de enamorarme, el don.

Estatua de Dios;
Eres la geometría perfecta;
Tu cuerpo me ilumina;
Tu voz me inquieta.

Si amarte fuera pecado;
Me llevarían preso;
Por vos, el Universo;
Por mí, solo un beso.

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