jueves, 17 de enero de 2013

Mensajes del alma III

Una mano con tres dedos. Una guitarra y un bajo conectados a un par de amplificadores, una batería ajustada, ningún sospechoso en la sala: eso basta para tomar contacto con Manal, arder por adentro y orbitar alrededor de nosotros. En los estudios TNT, escuchamos con atención.
"No miro el techo para ver más que yeso/ y la ventana sirve para mirar/ un edificio con gente que desayuna, se peina y fuma/ en la rutina de continuar".
Llevan varias horas de grabación y varios registros del mismo tema que ninguno de los tres se anima a descartar. Alejandro regraba Informe de un día con el bajo distorsionado; logra un timbre distinto, realmente embriagador. A quienes lo recuerdan de sus primeras épocas, cuando integraba Los Seasons, les parece que sea imposible que sea el mismo que está condimentando Avellaneda Blues. Ahora su técnica parece más que suficiente.
Su tempo, muy sólido.
Pero Javier vuelve a aullar en los parlantes: "Y yo estoy aquí tan tranquilo/ revuelvo mi pelo me miro los pies/  Ellos están ahí/ no sé cómo los puedo ver sin mirar". La primera voz del trío se tironea el bigote y apronta a disparar Jugo de tomate frío con su voz negra, intensa. Mientras la nueva horneada de bateros se enrola en la nueva línea soul fluida (vía Estados Unidos o Inglaterra), él insiste en explorar los recursos inéditos del bombo, marca el beat en el redoblante, contragolpea con mucha frecuencia en los tontones. 
Preciso, con una mano izquierda muy libre subraya los reef, imprime en su golpeteo un swing propio del jazz. 
Luego, cuando el play-back de Avenida Rivadavia destaca la labor de Claudio, se notan las direcciones de su guitarra virtuosa: jazzística ortodoxa, bluseada no excesivamente rigurosa. En ambos casos, solvente cien por cien.
Adentro de la cabina, unos cuantos -técnicos y amigos- gozan por las caras iluminadas: ahí, en ese blues urbano, pariente del de Chicago, está el verdadero estilo de Manal. Una casa con diez pinos brota luego:una canción lenta pero recia. Todo el día me pregunto: el blues más blues del LP. 
De regreso, pienso en la depuración del conjunto, en el espectro de ritmos que abarca -del hard-rock al soul, del beat más rabioso al blues más sentimental-, en sus fraseos delirantes y exactos, en acordes dolientes pero vitales. Y anoto: spirituals porteños, el sonido de una generación que quiere crecer.

J.C. Kreimer

Texto ubicado en el interior del primer Lp de Manal, "Manal"

1 comentario:

  1. Manal fue, sin dudas, el mejor y primer exponente de blues en el país. Geniales todos sus temas.
    Escuché decir a Javier Martínez, en un programa dedicado a él, que Manal no duró más tiempo porque fueron tres boludos que se dejaron yokoonizar...

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