jueves, 7 de febrero de 2013

Lies

Todos alguna vez mentimos. Y el que dice que no... miente (?) Mentir es algo que lamentablemente aprendemos a hacer desde muy chicos -quizá culpa de quienes nos crían-. "No, yo no fui", "No hice la tarea porque me olvidé", "Yo no lo rompí" son frases que más de uno de nosotros habrá dicho. Para cuidarnos a nosotros mismos y a nuestro pellejo, o para no herir los sentimientos de los demás, elegimos la mentira para zafar.
 Creo que si uno de chico (y me refiero a tener 6, 8 años) no tuviera esa "certeza" de que los adultos son algo así como lo más, seguramente se mentiría menos. Uno al creer que el adulto es perfecto -y por ende el modelo a seguir- y ver que te mandaste una cagada, piensa "Uy, les voy a mentir para que no vean que me mandé una macana y no me reten (si me reta el 'perfecto' entonces no tengo lugar en su mundo), seguro no se van a dar cuenta, ellos nunca mintieron". Pero los 'adultos' no son perfectos ni mucho menos, ya han dicho y hecho muchas más mentiras en su vida, y claramente sabían cuándo mentíamos. Si simulaban creernos, asumo que era para probar nuestra viveza.
 Para mentir hay que ser o muy valiente, o muy, muy estúpido. Y en el 99% de los casos es por la segunda opción. La mecánica de la mentira es algo curioso: porque no se trata sólo de mentir o dar falsa información acerca de algo, sino modificar las circunstancias que lo rodean para que encajen con nuestro relato. El tema es que quien se atreva a indagar un poquito más allá puntualizando en cada detalle a la larga seguramente terminará descubriendo algo que no cierra. Conclusión, una de dos: o no nos damos cuenta cuándo nos mienten, o nos mienten más seguido de lo que pensamos.
 Quisiera mencionar, que mentir y ocultar información no son lo mismo. Mentir, por definición, es expresar información falsa, inducir algo contrario de lo que se sabe. Ocultar es directamente no decir, con lo que no puede haber mentira. No digo que esté bien ninguna de las 2, pero no confundamos.
 Por último, quisiera decir que uno puede mentir a mucha gente, a todos los que quiera, pero aquel que se miente a sí mismo está en la lona.Yo soy una persona que ha mentido mucho, más de lo que hubiera deseado. Pero hacerse la falsa ilusión de que las cosas son de una manera cuando en el fondo se sabe que son de otra es un error fatal. No solo porque "obliga" a actuar de forma diferente a como se debería, sino que constituye una pérdida de tiempo irrecuperable. Por eso rompo tanto las pelotas con conocerse a uno mismo. Asumo que si alguien conoce su modo de accionar, encontrará la manera más veloz de solucionar las cosas; y en caso de no hallarla, lo mejor que se puede hacer es hablarlo con alguien. Sacrificar el orgullo por una solución no me parece, es la decisión más inteligente que se puede tomar al respecto. Y a quien haga lo contrario, déjeme decirle que está cometiendo una gran estupidez.
 En fin, lo que nos queda después de todo esto no es más que decir la verdad, la mentira ya es prácticamente innecesaria. Total, como dijo el poeta, nunca es triste (Sabina) la verdad.

1 comentario:

  1. Mi casi nulo aporte: no hay peor cosa que una mentira. Así de sencillito. Falta Divididos en la encuesta, fui por Sumo.

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