lunes, 14 de enero de 2013

In my Time of Dying


Más de una vez, todos, nos hemos puesto a pensar en la Muerte. La Parca, la Calva, la Vecchia Signora. Es inevitable, todos en algún momento nos ponemos a pensar en el momento en que llegará. Cómo, cuándo, dónde, en qué circunstancia, quién nos va a llorar...
 Algunos zarpados hemos llegado a imaginar qué canciones quisiéramos que sonaran al momento de la despedida: yo quisiera que, mientras transportan mi ataúd -no me cremen ni en pedo- sonara 'Canción para mi Muerte', de Sui Generis, seguida de 'Desconfío de la Vida', de Pappo's Blues, onda de pegarles a todos un bajón bárbaro, de tal forma que todos alcancen su punto más hondo de tristeza. Y a continuación, mientras el jonca baja comenzaría lo que yo considero la mejor canción de la historia del Rock: 'Stairway to Heaven', de Led Zeppelin*; cosa de decirles a todos que me voy a un lugar mejor. Como bis final, quisiera que sonara de fondo 'All you Need is Love', de Los Beatles, para recordarle a los que me quieren qué es lo importante y que nunca los voy a dejar. O sea: todo está pensado para que haya una depresión y al final una nueva pendiente, quizá en una sutil metáfora de la vida.
 Pero volviendo a donde estaba, no creo que hablar de la Muerte esté de más. Uno nunca termina enfoncándose en estos temas porque son tristes o no se mencionan, entonces queda qué hablar. Como considero que no hay que tenerle miedo, sino respeto, el hablar de la misma no es un gesto de timidez -por el hecho de atrevérsele- ni de arrogancia/canchereo, como aquella gente que juega todo el tiempo con el límite.
 Creo a la Muerte como el miedo final que mueve en última instancia todo lo que hacemos o no. Por ende, también la entiendo como la justificación a la hora de accionar por casi cualquier cosa. Es en ese sentido que aprovechar al máximo cada situación es imprescindible. Como ¿afortunadamente? no sabemos cuándo nos va a tocar, la condición es que hagamos lo más, en menos. Yo escribo esto porque el organismo me funciona y ninguna circunstancia atentó seriamente en mi contra. Más allá de que escribir sea una de mis pasiones también siento que tengo algo que transmitir y por eso, querido lector, si usted alguna vez abrió la cabeza, aprendió algo, o considera que algo cambió para bien leyendo mis escritos, entonces mi misión está cumplida.
 Para cerrar, quisiera decir que incluso la Muerte es superable. Al menos fuera del aspecto físico. Mozart, Beethoven, Marie Curie, San Martín, Einstein, Stephen Hawking, Janis Joplin, Cortázar, Gardel, Galeano son hombres y nombres que ya han superado a la Muerte (incluso aquellos que siguen vivos). Su obra y accionar es tan magnánimo que resultará casi imposible olvidarlos. Creo que es otro de los objetivos de la vida. Tratar de hacer las cosas tan bien en tu lugar que te autosuperes, y estar a pesar de haberse ido. A raíz de eso, apuntar a lo más alto, sin pisotear a nadie, puede ser uno de los caminos, o al menos es el que uso yo. Vamos, no tengo toda la vida.

*Quién sienta tener que discutir este punto, consultar directamente con el autor de esta entrada.

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