Las gotas
que caen,
cuales piedras de cristal;
estrellas en mi cuerpo,
un diamante de cal.
Una catarata infinita,
un mar sin sal,
un rio sin salida,
un barco sin altamar.
Y yo aqui, observando,
mi alma en el vidrio
reflejada,
como un cruel grito.
La tela de agua,
el cenit de la sensibilidad;
ojos brillantes,
creyendo en tu paz.
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