jueves, 30 de abril de 2015

Con el Destino II

Ir a buscar una cosa y encontrar otra. Exactamente eso me pasó hace 5 días en la Plaza del Nunca Más, en Villa Pueyrredón. A veces está bueno que la vida dé sorpresas inesperadas (¿existen sorpresas esperables?), al menos para ver qué onda nosotros, cómo nos desenvolvemos, cómo nos manifestamos frente a estas situaciones.
Me encontraba redactando justamente una entrada para este blog -¡aguante escribir a mano!- que saldrá en aproximadamente dos meses cuando un gentilhombre que estaba sentado a escasos metros de mi mesa, ocupando otra, me pregunta si no tengo fuego. No, no tengo. Pero cuántas charlas han salido -y saldrán- gracias a esa inquietud. Y como el 99% de la gente a la que le contesté eso ("No, no fumo"), me devolvió un "Muy bien, no lo hagas", y a continuación volvió a probar su mechero, que sí le funcionó y fumó, nomás. 
Hasta ahí nada del otro mundo... a no ser por su inconfundible tono extranjero. El libro que él tenía entre manos sirvió de excusa. Se maravilló contándome sobre su autor y las historias tradicionales inglesas literarias que traía adentro. 
Se llamaba -se llama- Trevor. Y no era inglés, era de Sudáfrica. Me contó que vivía viajando por el mundo y que estaba en pleno viaje por toda Sudamérica y ya había visitado Colombia, Perú, Ecuador, y buena parte de Argentina: Misiones, Corrientes, Córdoba, Chubut. Vivía en base a pequeños negocios que ofrecía/creaba en su momento. Como el alquiler de carpas en el límite Perú-Ecuador donde es verano todo el año y los otros extranjeros, los que se quedan 3 días, les encanta disfrutar. 
Si bien sus canas y su falta de dientes le otorgaban ciertos años, su mirada pacífica, tranquila, dueño de una deliciosa sabiduría le daban más juventud. Se me ocurrió preguntarle, en ese caso, qué era lo que había de la vida, o qué consejo podía darme al respecto. 
Fue bastante explícito: "You just have to take care of  your friends and yourself, the rest doesn't matter, just fuck off". O sea: Sólo tenés que preocuparte de vos y tus amigos, el resto no importa, mandalo a la mierda. 
Asumo que alguien con tanto mundo, tanta edad, tanta experiencia, algo tiene que saber. No es una garantía, pero no sonaba ningún tono soberbio en su voz ni ganas de ganarle a nadie. Por ende, se podía confiar. Y si estaba equivocado, al menos estaba honestamente equivocado. No daba la sensación de que estar en desacuerdo con él fuese a ser un problema -aun sin estarlo. Es curioso, por otro lado, ver cómo, sin ser famoso, adinerado (el tipo vivía acá, en este barrio, dentro de un micro de colegiales: le vi la ropa adentro) se puede vivir tranqui, yendo por el mundo, sin más preocupaciones que pasarla sanamente bien. Que no hace falta tener una garantía cuantiosa de plata para hacer lo que uno quiere. Sí, es verdad que los placeres de televisión contaminan, pero estos ejemplos de carne, animan de verdad. Y más aun, se puede seguir siendo simple. Y sabio, y compañero, y trabajador. 
Tal vez Trevor nunca buscó la fama, pero hacer conocer personajes de este estilo no estaría de más. El mundo quizá nunca lo reconozca como él "es". Pero así satisfecho está y no parece arrepentirse de nada -algo que, creo, también mencionó. Ahora lo que me queda es otro amigo disperso por el mundo. Siempre con un libro a mano, como él mismo me aclaró, vagando, viajando y buscando toda la vida que encierra la Vida en los diferentes cráteres de la humanidad. Y si todo sale como quisiera, en algún momento me lo volveré a encontrar. Quizá no en ese cuerpo, pero sí en todos aquellos seres que vagando buscan su destino cuyo nombre no es otro que el de Libertad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Expresate como quieras, aca cualquier opinion es bienvenida