miércoles, 25 de febrero de 2015

Pensar en... Nada? II

Jamás pensé en volver a usar este título para otro post del blog

La primera semana del año decidí tomarme "vacaciones mentales" y no pensar ni preocuparme por nada. No hacer absolutamente nada: no leer, ni escribir, ni tocar el piano, ni pensar y casi ni salir. Consciente de que no voy a poder realizar dicha actividad a mediados de año, intenté aprovechar un poco este tiempo muerto vacacional para ver qué se siente. 
Hay quienes afirman que la felicidad está en no pensar, o que entre menos se piensa se es más feliz. En un objetivo de relevancia, hay 2 formas de llegar al mismo: la corta y la larga. El idiota suele tomar la corta, y el inteligente la larga. Ambos terminan pensando lo mismo, sólo que uno sabe explicar los errores, y el otro no -adivinen cuál. En este caso, tanto el tonto como el sabio pueden terminar siendo "felices", pero uno tendrá una felicidad de plástico y el otro, una 'felicidad' más "real", quizá... tan real que, seguramente, comience a dudar de ella. 
Es gracioso como a veces no nos conformamos con nada, que llegamos a un punto y queremos más. Y en el caso de la felicidad 'trabajada', llegar al irónico punto dudar de ella si se la obtiene. Somos de caprichosos los humanos...
Pero en este caso no sé si sirvió específicamente para algo. No creo que sea realmente útil no pensar, o al menos no tener una preocupación que guíe nuestras mentes, una inquietud que nos conmueva. Como cantó el Indio Solari (y me encargué de replicar en La Vanguardia es Así XIV): "La vida sin problemas/ es matar el tiempo a lo bobo".
En mi situación no sentí nada con mayor o menor intensidad; en todo caso dejar fluir el tiempo sin una noción exacta da una sensación de placentera libertad. O de última, otorgar un poco de oxígeno a la masa encefálica de vez en cuando no viene mal en tanto se puedan reacomodar conceptos, ideas, quilombos, y todo tipo de cambalaches en el bocho. Al fin y al cabo, es probable que el tren calendario no nos lo deje hacer en profundidad.
También cabría preguntarse si establecer un "no pensar" como objetivo no es al mismo tiempo 'pensar' en él mismo; pero de ese modo también habría que inquirir en qué es pensar y así sucesivamente... De todas formas, desde el momento en que percibimos y vivimos en sí, nuestro cerebro está en actividad. Y en paralelo, nuestro eterno desconocimiento a tantísimas ciencia vistas por el hombre y no casi que empala el 'no poder pensarlo' ya que, precisamente, no las conocemos.
Por ende, el no-pensar siempre está implícito, pero esto no quita que nos saque tranquilidad. Ahora, sí muy lejos está del pensamiento activo, en directa relación con la propia 'actividad'. Por eso, tener una célula que sea corazón de nuestro accionar es casi indispensable en cualquier momento de la vida. Y no hace falta mucho para darse cuenta, apenas una semana -y menos mal, porque la verdad era terriblemente aburrido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Expresate como quieras, aca cualquier opinion es bienvenida