El
Luna Park está lleno, está que explota. No cesan los cantos que piden por
García, y la verdad es que tenemos razón, estamos ansiosos y llevamos cerca de
media hora de espera. Sabemos que, si bien Charly se va a estar presentando
gratis próximamente el 9 de Diciembre, en esta ocasión está cerrando la gira
donde presenta 60 x 60, su última
producción, donde reúne en vivo 3 discos repasando toda su carrera en vivo.
Se
apagan las luces, la emoción crece. Comienza a proyectarse en la pantalla una
parte de la serie The Twilight Zone
(nada que ver con Crepúsculo), una famosa serie de ciencia ficción y terror
–conocida aquí como “La Dimensión
Desconocida”-, proyectada entre los años ’50 y ’60, creada por Rod Serling, para los interesados. Pero
en eso se va a basar el resto del recital, y el Maestro Say No More se va a encargar de dejárnoslo en claro.
A
continuación, un histórico diálogo entre Charly y Marilyn Manson, donde este no deja de comentarle que los discos que
el propio Charly le mandó están buenísimos, le gustaron mucho. Y una épica
parte donde un periodista, encargados de conectar a estas 2 estrellas del rock
le regala un reloj con un Cristo y Manson pregunta: “¿Este es Charly García?” La tribuna explota en aplausos y sale Charly García a escena, ya mismo
interpretando una versión instrumental de Tango
en segunda, un viejo tema de Sui
Generis; que se conecta directamente con El Amor espera, cantado ya desde la segunda estrofa, como
acostumbra.
No se
hace esperar y saluda: “Buenas noches.
Hoy vamos a entrar a la 4ªDimensión, la ‘Dimensión desconocida’”. La
intriga crece, pero el máster nos señala que vino pensando en el concepto del
recital desde antes de venir, y que vamos a iniciar un viaje. En realidad, el
viaje ya había empezado, no nos habíamos dado cuenta. Sin perder tiempo
continúa Rezo por vos, cantado a
viva voz, para Cerati, para el Flaco, para Mercedes, para quien usted quiera. A
continuación Promesas sobre el bidet,
y aquí se empieza a ver la entrada de la orquesta dirigida por Alejandro Terán que va tomando forma,
ya que el solo de la canción lo interpreta… el xilofonista. Gran cambio si lo
hay.
Saltamos
a otro clásico, Pasajera en Trance,
donde se luce la (muy) bella Rosario
Ortega, corista hija de Palito que acompaña a Charly, la que se ve claramente
que ya se ha adaptado a la maquinaria
de los recitales de este gira. Dos temas del disco ‘Influencia’ lo continúan: ‘I’m
not in love’ y ‘Tu Vicio’, donde
nuestro pianista se encarga de aclararnos que un vicio que es más que una
droga, es la historia de una pareja que la pasa mal y uno sencillamente no
puede dejar al otro. Y la pregunta es
¿porqué no me podés dejar? Al final soy solamente un vicio más. Es fuerte
ver cómo las canciones de García se re-significan de muchas maneras. Nos
retrasamos unos discos y cantamos a viva voz ‘Nos siguen pegando abajo’.
Vamos a pasar a presentar a otro integrante de la
dimensión desconocida: el señor… ¡¡Nito Mestre!! La
gente grita de incredulidad (tengo al lado mío a una chica que por poco se pone
a llorar) y –contrariamente a lo que muchos pensábamos- arranca ‘El día que apagaron la luz’. Se nota
que ninguno de los 2 se cree la estrella, se van repartiendo las partes
vocalizadas. Nito canta como siempre, o sea, increíblemente bien. Le sigue ‘Instituciones’, y es aquí donde se
sigue notando el efecto orquesta-electrónica: el efecto de tanto instrumento le
dan inicios extravagantes a las canciones, pero una vez reconocida la melodía,
no parás. Nito se va y nos deja
esperanzados para una futura vuelta para otra canción. Es verdad, Sui Generis
no se reunió en 2010 como se decía que iba a pasar, pero estas 2 canciones
bastaron para generar una alegría fulgurante.
Una canción de una época donde no había Dvd’s, sino…
Ojos de video-tape. Suena este clásico y, como dice él, se cierra como sus discos –de
vinilo-, apagandose…
Tanto pantalla como escenografía complementan muy bien. Hay por lo menos 3 sillones antiguos, 1 maniquí y medio (roto), una heladerita (!) y un reloj antiguo. Las pantallas a los costados van proyectando a los músicos en blanco y negro, en un claro efecto de hacerlos pertenecer a esta zona. Se capta la idea de la serie, estamos todos en esta otra dimensión. También así García se encarga de aclarar que en la 4ª, hay una puerta en el medio del campo, donde sólo pasa un tren que lleva hasta Anhedonia. Suena otro clásico con aire de tango en Canción de 2 x 3 y el acordeón se lleva una parte importante de la pieza. Evidentemente la orquesta no es decoración, ni un poco.
Tanto pantalla como escenografía complementan muy bien. Hay por lo menos 3 sillones antiguos, 1 maniquí y medio (roto), una heladerita (!) y un reloj antiguo. Las pantallas a los costados van proyectando a los músicos en blanco y negro, en un claro efecto de hacerlos pertenecer a esta zona. Se capta la idea de la serie, estamos todos en esta otra dimensión. También así García se encarga de aclarar que en la 4ª, hay una puerta en el medio del campo, donde sólo pasa un tren que lleva hasta Anhedonia. Suena otro clásico con aire de tango en Canción de 2 x 3 y el acordeón se lleva una parte importante de la pieza. Evidentemente la orquesta no es decoración, ni un poco.
Charly
se pone a recordar los años 60 y en eso reflexiona “uno que ya ha roto tantas cosas, tantas guitarras e instrumentos sobre
el escenario, al final se termina destruyendo a uno mismo también, pero… ¿por
cuánto tiempo se puede destruir uno a uno mismo?”. Es un genio. Es un
genio, no se puede sacar otra conclusión. En una frase te dejó pensando,
reflexionando, te atravesó. Es una frase pero es un disparo, y te dejó roto en
mil y un partes. A uno le agarra que no quiere que la próxima canción empiece
para poder pensar un ratito más. Pero no coreábamos en la previa por nada, así
que marcha ‘Asesíname’, con el viejo
video-clip de corte, en conjunto con Celeste
Cid, reproducido en la pantalla. Termina la primera parte.
Nos
descubre la voz en off de Graciela Borges, reproduciendo frases
famosas de las canciones de Charly a medida que van pasando imágenes con fondo
musical de Pubis Angelical. Vuelve
el cantautor con toda su orquesta y comienza una segunda parte más rockera. Y en principio, aparece
guitarra en mano para interpretar ese curioso cover de Television en castellano “Cayendo
en brazos de la Venus de Milo”, contando cómo la historia retrata a un
chico que va caminando por las calles de Broadway, mientras que sus amigos le
preguntan si está bien o mal, y el protagonista contesta con el título. No
mucha gente se la sabe, así que nos dedicamos a escuchar.
Pero
el repertorio García no se hace esperar y suena a todo volumen ‘Cerca de la Revolución’ cantada,
saltada y festejada a grito pelado. En eso, Charly, que ya llevaba por lo menos
3 tazas tomadas –no sé de qué- se pide algo de la heladerita y Rosario le
alcanza una latita de Coca. Es allí que suelta un “yo auspicio a Coca Cola”, que claramente es en tono de ironía, pero
a más de uno le sonó polémico. Aun así, el maestro no se va a dejar llevar por
las polémicas y Nostradamus García,
que ya había adelantado bastante para esa hora, se desenvuelve con ‘Yendo de la cama al living’. En
continuado –y sin estar fuera de programa- la banda, a pedido propio,
interpreta el instrumental Despertar de
mambo, con unos buenos arreglos de violín.
Lo
que sigue, una perlita: ‘Marilyn, la
Cenicienta y las Mujeres’, una excelente pieza de la segunda banda de Charly,
La Máquina de Hacer Pájaros.
Curioso, ya que es una obra que ni siquiera está incluida en ‘60 x 60’, pero
aun así la llevó a cabo. Los que estuvimos ahí podemos considerarnos
privilegiados, García hacía rato que no interpretaba una de La Máquina. Y como si fuera poco, se la
lleva conectada a una versión instrumental de ‘Cinema Verité’.
“Cada vez que me preguntan cuál es mi mejor
disco, siempre contesto, por una cuestión de tecnicismos y época, ‘Clics
modernos’” afirma antes de dar paso a una de las canciones quizá más
infravaloradas del disco “Plateado sobre
plateado (huellas en el mar)”. Y al revés de cómo hizo al principio,
saltamos esta vez a ‘Influencia’,
del disco homónimo antes mencionado.
“A la hora de hacer este tema, me robé el
espíritu de Miles Davis. Me llevó
hasta su placard, lo abrí y vi que tenía 20
trajes verdes, todos exactamente uno igual al otro” y se despacha el
maestro con este instrumental de Serú Girán. Es gracioso ver cómo va jugando
con los 3 pianos que lo rodean, además de otro que se encontraba a un costado.
“Bueno, yo decía que Los Dinosaurios iban a desaparecer… ¡y desaparecieron!” dice
antes de salirse con este temazo, que cantamos a coro todos y cada uno de
nosotros. La violinista se manda un solo espectacular y derechito nomás se
conecta con una extraña versión de No
toquen, como para volver a agarrar al Rock por las piernas. Y como cierre
de esta segunda etapa, el tema más urbano de Charly, ‘Fanky’, donde todos nos soltamos y empezamos a bailar, sin parar.
Mr. Say No More se
va de escena, junto con toda su orquesta, y el público –siempre insaciable-,
reclama más y más, un último tema, un último tema. ‘Borombon bón/Borombon bón/esta es la banda/de Say No Mooooore’,
‘Olé, olé, olé, olé, Charlyyy, Charlyyy’ se escucha. Y escucharon.
La
banda sale a escena por última vez. “Así
como George Harrison en su momento
trató de unir Oriente con Occidente tocando el sitar, yo traté de unir el Rock
con el Tango en este disco”, así es como da paso a ‘Piano Bar’. La cual, una vez terminada, da paso a un final
brillante, a toda orquesta, con ‘Eiti Leda’ (¡como si hicieran falta más
clásicos!).
El show acaba. No hay nada
más que decir. Nos queda una última imagen de Charly, tocando el piano, con una
sonrisa, esa sonrisa mezcla de picardía, simpatía, alegría, tranquilidad por
volver a estar en su espacio, con su gente, sus aplausos, sin un solo
desperfecto. Lo saludamos a él y a toda su banda (el Negro García López en
guitarra, el Zorrito Vön Quintiero en teclados, su banda The Prostitution en guitarra secundaria, bajo y batería, y la
orquesta dirigida por Alejandro Terán) que coronaron un concierto magnífico y
un genial cierre de gira. Desde el Luna Park, la dimensión desconocida, para la
República Argentina, en un viaje espectacular, nada más que decir. Say No More.
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