Música del alma II

¿Nunca les paso que cuando escuchan una canción que no conocían, en ciertos casos, esa canción tiene como una magia especial que mueve algo dentro nuestro, que no hace sentir mejor; y por alguna razón no podemos dejar de escucharla una y otra vez; no paramos de pensar en ella, a tal punto que a la 4ª o 5ª vez que la escuchamos ya nos sabemos la letra de memoria; nos cambia el día?

Bueno, a mi si me ha pasado y es una sensación maravillosa. Me ha pasado con "Octopus's Garden" y "While my guitar gently wheeps" (The Beatles), "Stairway to heaven" e "Immigrant Song" (Led Zeppelin) o "No bombardeen Buenos Aires" y "Pasajera en trance" (Charly García), por poner algunos ejemplos. Y la verdad es que esto sucede porque cazamos la genialidad de la canción de una, y, ademas, nos gusta, nos atrae o tiene algo en particular que hace que no podamos parar de escucharla. Y es ahí entonces donde se ve la genialidad de el o los artistas que la hayan compuesto. Porque si ademas tocan el corazón o el alma de la gente de esa manera significa que fueron compuestas con el corazón, o sea, honestamente. Y eso, en un artista, pensando en toda la basura comercial que hay dando vueltas, es profundamente valorable (por supuesto que no todas la canciones que no consigan este efecto significa que sean comerciales, no?). Y, sumado a la alegría que de repente surge con esta canción, el pensar lo anterior dicho, hace a su vez reflexionar que aun quedan músicos honestos, por lo tanto hace emerger otra sonrisa desde nuestra boca y terminar de complementar la felicidad entonces sentida.