domingo, 30 de noviembre de 2025

It's a Mistake [1a parte]

"El que no se equivoca,
no está improvisando
" - 
Miles Davis 

    Una vez más, la tecnología ha sobrepasado al hombre en la carrera por superarse a sí mismo y tenemos ahora lo que han dado a llamar "Inteligencia Artificial", que no es más que un montón de algoritmos entrenados, acumuladores de información, que pueden proveer o no de aquello que uno pida. 
    Esto puede ser tan aterrador como terrorífico puesto que, si lo ponemos a consideración, podría ahorrar un montón de maniobras y tiempo al ser humano en sus tareas. Como sabemos, nada de esto pasará pues muy pocos o ningún avance tecnológico ha hecho que el humano trabaje mejor para sí sino ser más cómodamente explotado, más sofisticadamente. A propósito, nos tocará ver cómo le pedimos a una máquina que hace todo más rápido aquello que ya hacíamos de forma tal de producir más en menos tiempo y terminar ganando lo mismo. ¡¡Me pregunto si alguna vez habrá pasado esto!! Porque más que la filantropía o la guita o incluso el Poder mismo, no hay cosa que mueva más al ser humano reproductor de tecnología que el dulce, dulce placer de abusar del tiempo y vida del otro. Posta, eh, a pocas cosas se les ha puesto tanto énfasis en el correr de los siglos. 
    Nos vemos entonces frente a la necesidad de hacernos preguntas para las que no teníamos ni tiempo ni ganas. Empecemos por lo siguiente: ¿cómo hacemos para distinguir algo creado por IA de algo que no? Bueno, por lo pronto, en el plano no vi cosas, elementos afectados por la misma (a diferencia del plano virtual, donde sí). Obviamente las tendrá, yo simplemente no las vi aún. En el plano virtual, se me ocurre que, por ley, estaría bueno que sí o sí se aclare cuando estamos frente a algo generado con esa herramienta. Dicho esto, más vale que me acomode en el mejor sillón porque dados los tiempos de la legislación argentina, lo más probable es que la regulación salga cuando ya sea obsoleta. Lamentablemente, nos quedará desarrollar una desconfianza —no tan cínica como crítica— a todo lo que veamos, nos agrade o no. 
    En segundo lugar, siendo que "todo" será creable gracias a la IA, ¿se acabará la creatividad y el trabajo artístico? Quienes aspiran a crear, ¿dejarán el trabajo difícil a las máquinas, para solo darles órdenes? Asumo que la gran mayoría sí, que se conformarán con hacer los deberes mínimos necesarios en vivo, pero al mismo tiempo confío en 2 elementos en particular, inescindibles de la cuestión: primero, la vanidad. Pocas cosas les gustan más a los artistas que ser aplaudidos. Pero además —como el caso de quien escribe— les gusta ser aplaudidos por los motivos "correctos", por aquello por lo que ellos mismos buscan que los aplaudan. Y por supuesto el público no va a aplaudir siempre a una IA. Nadie se tomaría el laburo —honesto— de izar algo que en el fondo fuese una inteligencia artificial, si sacamos los fines netamente comerciales. 
    El otro elemento en el cual descanso es en la fascinación. La ¿ventaja? que otorga la evolución de la tecnología al ir más rápido que la humana es que la capacidad de recepción y aprehensión de estímulos será modificada muy, muy lentamente. Con esto quiero decir: no importa cuánta IA haya: va a haber gente que se seguirá fascinando con "La Clarividencia" (1936), de Magritte, con el riff de Immigrant Song (1970), el final de Psicosis (1960) o la trama de "Pedro Páramo" (1955). Y esa fascinación probablemente sea la que empuje a hacer algo, si no propio, por lo menos similar. O a investigar, o a profundizar sobre las mismas obras. ¿Cuántas grandes personas han inspirado a cuántas otras? ¿Cuánta gente compra una guitarra para hacer el solo de Sweet Child O' Mine? Bueno, ejemplos como esos, millones. 
    En tercer lugar, no perdería de vista que todo aquello que fue creado con IA ni que todo aquello desde donde se alimentan fueron creaciones humanas. Esto es, llevan en forma innata el error en sí. No es algo que las pueda hacer colapsar pero sí fallar o al menos desnudar sus debilidades. Así también, considerar que estas tecnologías son manejadas —por ahora— por personas. Y, ¿qué garantiza que entre esas cientos de personas no haya UNO que se canse y simplemente decida infestar esa tecnología? Hagámoslo menos romántico: ¿cuánto costará corromper a alguien de parte de la empresa rival competidora para que lo haga? 
    Todo esto apunta a que, inherentemente o no, a nuestro alrededor pulula un zumbido invisible que es el error. Intentar cazarlo resulta fútil. Nada se reinventa mejor que el error. Y pueden lograr que las inteligencias artificiales no sean tomadas tan a pecho. Y porque de los mismos pueden salir situaciones superadoras: ¿cuántas cosas les debemos a los errores, empezando por la penicilina? Rescato la frase de Davis porque me parece genial en al menos dos aspectos: en aquel que la equivocación forme parte de la improvisación per sé y, por otro lado, porque de no trastabillar en la impro, lo más probable es que eso sea algo ensayado (lo contrario a improvisar). Esa frase habla desde un lugar donde se adoptó el error como elemento propio del proceso, y no agente externo. La voracidad por elidir esos desperfectos en la Inteligencia Artificial es lo que hará que la misma a la larga parezca obsoleta o infructífera frente a lo que se busca resolver. Si se intenta apuntalar medidas hacia la sociedad y las mismas fueron creadas por una IA, su frustración estará al caer. No se puede, no se debe dejar atrás el factor humano (el factor error). Siempre, siempre y cuando se quiere, ése será el margen gracias al cual la humanidad del ser humano no podrá ser encarcelada. 
    Hemos visto que hace poco se estrenó el primer cortometraje argentino hecho enteramente con IA, El Día que me Quieras. El Viaje de Gardel (Matías Mura), emulando el stop-motion. El cine nacional no tiene una gran repercusión en su público local, pero aún así no se vieron grandes felicitaciones al respecto. De lo que amamos el cine, sólo vi rechazo. Obviamente ya vemos películas intervenidas con IA, arreglando cosas que 'a mano' no se puede fácilmente. Pero no toda la obra. Si no, se desprecia el trabajo humano -que, volviendo a la idea, es donde interviene el error. Sin el error, sin el rasgo humano, lo artístico pierde mucho de su valor. Si cualquier pieza es puesta al servicio de la percepción de la audiencia, quién sabe si será una equivocación aquella parte con la que más se identifique. Está bien que dicho 'error' puede ser provocado por la IA pero, ¿no es mejor un error propio que uno prestado? Hay que tener en cuenta que, aun, la gran mayoría de estos programas están en desarrollo, son muy idiotas y están construidos en base a lo que más rinda de ganancias para sus compañías, la demanda del público, y la manera en que estos las proveen. Por lo tanto, es de esperar que la cosa falle, para bien y para mal.

[Continuará]